すると露次は真黒な土蔵の壁で行き留った。女は二尺ほど前にいた。と思うと、急に自分の方をふり返った。そうして急に右へ曲った。その時自分の頭は突然先刻の鳥の心持に変化した。そうして女に尾いて、すぐ右へ曲った。右へ曲ると、前よりも長い露次が、細く薄暗く、ずっと続いている。自分は女の黙って思惟するままに、この細く薄暗く、しかもずっと続いている露次の中を鳥のようにどこまでも跟いて行った。
Me doy la vuelta, sobresaltado y, a unos diez metros de distancia, descubro a una mujer apostada a la entrada de una calle. No me fijo ni en sus ropajes ni en su peinado pues su rostro capta toda mi atención. Su cara, el conjunto de sus facciones, los ojos, la boca, la nariz...son difíciles de describir. No. No sólo los ojos, la boca y la nariz; también las cejas y la frente. Todo su rostro parece haber sido cincelado únicamente para mí. Es un rostro que me ha estado esperando en este lugar desde hace tiempo, quizás cien años. Es un rostro que me acompañará por siempre a donde quiera que vaya. Es un rostro que habla en silencio. La mujer se da la vuelta sin mediar palabra. Lo que imaginaba que era una calle pequeña, resulta ser un callejón estrecho y angosto. Tan oscuro y reducido es, que mi resolución es lo único que me impide dar media vuelta. Sin embargo, la mujer lo recorre tranquilamente en silencio. En absoluto silencio. Pero sé que me está pidiendo que la siga. Encojo el cuerpo y me adentro en el callejón tras ella.[...]
Me doy la vuelta, sobresaltado y, a unos diez metros de distancia, descubro a una mujer apostada a la entrada de una calle. No me fijo ni en sus ropajes ni en su peinado pues su rostro capta toda mi atención. Su cara, el conjunto de sus facciones, los ojos, la boca, la nariz...son difíciles de describir. No. No sólo los ojos, la boca y la nariz; también las cejas y la frente. Todo su rostro parece haber sido cincelado únicamente para mí. Es un rostro que me ha estado esperando en este lugar desde hace tiempo, quizás cien años. Es un rostro que me acompañará por siempre a donde quiera que vaya. Es un rostro que habla en silencio. La mujer se da la vuelta sin mediar palabra. Lo que imaginaba que era una calle pequeña, resulta ser un callejón estrecho y angosto. Tan oscuro y reducido es, que mi resolución es lo único que me impide dar media vuelta. Sin embargo, la mujer lo recorre tranquilamente en silencio. En absoluto silencio. Pero sé que me está pidiendo que la siga. Encojo el cuerpo y me adentro en el callejón tras ella.[...]
El callejón acaba unos metros más allá, bloqueado
por las gruesas paredes de un almacén, negro como la pez. La mujer se para a
escasos centímetros del edificio. Entonces, de súbito, se vuelve hacia mí y,
con la misma rapidez, tuerce a la derecha. En ese instante, mi mente experimenta
un cambio repentino. Puedo sentir lo que ha sentido el pajarillo de antes. Yo
también doblo a la derecha en pos de la mujer. El callejón que se abre ante
mí es más largo y angosto, si cabe, que el anterior, y parece no tener fin.
Marcho tras ella al paso que dicta su silencioso pensamiento y penetro en
aquella calleja estrecha y lóbrega que avanza hacia el infinito. Ahora soy como
el pájaro de esa mañana, y estoy dispuesto a seguirla a donde quiera que vaya.
永日小品 (夏目漱石)
Misceláneas Primaverales (Natsume Sôseki)
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